Cuando alguien empieza un programa de entrenamiento, muchas veces se centra únicamente en el objetivo final: perder grasa, ganar fuerza, mejorar su rendimiento o preparar una carrera. Sin embargo, hay un paso fundamental que suele pasarse por alto y que marca la diferencia entre un progreso real y entrenar sin rumbo: la valoración inicial.
¿Qué es la valoración inicial?
La valoración inicial es una fotografía del momento actual de cada deportista. Nos permite conocer su punto de partida real, identificar fortalezas, debilidades y posibles limitaciones. A partir de esta información podemos diseñar un plan de entrenamiento personalizado, seguro y efectivo.
No se trata de adivinar o entrenar "a ojo", sino de trabajar con datos objetivos para que cada sesión tenga un propósito claro.
¿Por qué es tan importante?
1. Seguridad: permite detectar limitaciones de movilidad o desequilibrios que pueden aumentar el riesgo de lesión.
2. Personalización: ajusta cargas, intensidades y progresiones al nivel real de la persona.
3. Motivación: al repetir los tests al final de un ciclo (por ejemplo, 8-12 semanas), el deportista puede ver sus avances de forma objetiva.
4. Planificación inteligente: facilita aplicar principios de periodización y progresión con rigor científico.
Los 5 tests básicos que no deberían faltar
En un programa de entrenamiento híbrido (fuerza + resistencia), estos son los tests esenciales:
1. Test de Fuerza Máxima (1RM o estimado): nos dice cuánta fuerza tienes en los ejercicios básicos, y a partir de ahí se ajustan las cargas.
2. Test de Salto Vertical (CMJ): mide la potencia explosiva de tus piernas, clave para mejorar el rendimiento en fuerza y carrera.
3. Test de Resistencia (VAM): determina tu capacidad aeróbica y sirve para programar ritmos e intensidades en entrenamientos de carrera.
4. Test de Equilibrio a una pierna: evalúa tu estabilidad y control motor, fundamentales para prevenir lesiones.
5. Screening de Movilidad: analiza la movilidad de tobillo, cadera y hombro, detectando limitaciones que pueden frenar el progreso.
Valoración inicial = punto de partida + comparativa final
El verdadero valor de estos tests está en que se realizan al principio y al final del programa. Así, no solo sabemos desde dónde partimos, sino también cuánto hemos progresado. Ver esos resultados en números y en rendimiento real es una de las mayores fuentes de motivación para cualquier persona que entrena.
Conclusión
La valoración inicial no es un trámite: es la base de un entrenamiento eficaz, seguro y personalizado. Sin ella, es como empezar un viaje sin mapa. Con ella, tienes claro dónde estás y cómo llegar a tu destino con los mejores resultados.
Si quieres que te guíe en tu propia valoración inicial y diseñar tu plan de entrenamiento híbrido con cabeza, ponte en contacto conmigo.