
Cuando empecé a jugar al fútbol apenas se trabajaba la preparación física. La fuerza se entrenaba poco o nada, y la mayoría de nosotras pensábamos que correr y jugar al futbol era suficiente.
Con los años y mi paso por diferentes equipos profesionales, descubrí que la fuerza era clave para mejorar mi rendimiento y prevenir lesiones. Cada temporada era más exigente y el cuerpo me pedía un extra: no bastaba con correr, necesitaba ser más fuerte.
Descubriendo la fuerza como jugadora
Al principio, no tenía ni idea de cómo organizar un entrenamiento de fuerza. Pero a medida que lo fui incluyendo en mi rutina, empecé a tener menos lesiones y noté cómo mi rendimiento en el campo mejoraba:
Tenia más chispa, era muy resistente.
Me recuperaba mejor entre esfuerzos.
Y sobre todo, me lesionaba menos.
Me empezó a gustar tanto el proceso que incluso ayudaba a mis compañeras en las sesiones de gimnasio. Ahí nació esa parte entrenadora que ya estaba dentro de mí.
La transición a entrenadora
Cuando llegó el momento de dejar el fútbol, la transición fue mucho más natural de lo que esperaba. En mis últimos años como jugadora ya me había formado como entrenadora personal, y sabía que mi camino iba a seguir ligado al deporte y entrenamiento.
Pasé de entrenar para competir a entrenar para ayudar a otras personas a descubrir el potencial del entrenamiento de fuerza y acondicionamiento físico. Y me di cuenta de que lo que a mí me había hecho rendir más en el fútbol podía servirle a cualquier deportista amateur o persona activa.
El entrenamiento híbrido: la clave del cambio
Como futbolista descubrí que no basta con entrenar fuerza o resistencia por separado. El secreto está en combinarlos de manera eficiente para que no interfieran entre sí.
El entrenamiento híbrido conecta los dos sistemas:
Fuerza, no solo con pesas, sino también con ejercicios de potencia y pliometría.
Resistencia, desde sesiones de baja intensidad hasta HIIT para mejorar la capacidad de recuperación entre esfuerzos.
Este enfoque funciona porque:
Muchos deportistas amateurs copian rutinas de gimnasio que no están pensadas para su deporte.
Otros se centran solo en correr y descuidan la fuerza.
Y al final, ambos extremos dejan mucho rendimiento sobre la mesa.
El híbrido te permite entrenar como una deportista completa: fuerte, resistente y preparada para rendir.
Mi misión hoy
Hoy mi objetivo es ayudar a deportistas amateurs, exjugadoras y personas que simplemente quieren entrenar mejor, a través del entrenamiento híbrido, combinar sesiones de fuerza y resistencia.
Porque entrenar no es solo “mover pesas” o “hacer kilómetros”. Se trata de crear un plan equilibrado, adaptado al contexto de cada persona, que te haga mejorar sin lesiones y disfrutar del proceso.
Si quieres descubrir cómo aplicar el entrenamiento híbrido en tu día a día, escríbeme y te enseño cómo empezar.